viernes, 6 de marzo de 2009

La lluvia ha parado

La humedad queda flotando después de la lluvia.
las gotas de sudor caen despavoridas por las pieles de
ricos y pobres.
Algunos niños ennegrecidos por el polvo juegan a pedir limosna,
o quizá sea cierta su miseria.
Otros no sonríen. Igual sólo jueguen.
Los turistas pasamos por entre leprosos, niños y ancianos
tirados en la calle como si fueran pivotes del mobiliario
urbano.
Pero no hay nada más injusto que la conmiseración
del efímero turista. Con cada moneda extirpan una culpa.
Ay, la ausencia de religión. Ya no podemos encender velas.
Qué paradoja que muchos indigentes estén en el fondo
y en la forma mejor organizados que los habitantes del primer mundo.
Ellos también tienes jefes. Hasta un horario para ocupar sus puestos
en la acera y vender pena.
Más que mafias, son organizaciones con ánimo de lucro. ONG que explotan
a los pobres, de una forma menos hipócrita que otros.
Menos da una piedra, me dijo el anciano sin dedos.

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