sábado, 13 de noviembre de 2010

Aung San Suu Kyi, una pacifista temida por los militares birmanos

La líder opositora y nobel de la paz Aung San Suu Kyi ha sido liberada por las autoridades de Myanmar (antigua Birmania), tras pasar bajo arresto domiciliario 15 de los últimos 21 años por defender reformas democráticas ante la Junta Militar.
Paradójicamente, la liberación de Suu Kyi, de 65 años, se ha producido una semana más tarde de las primeras elecciones en dos décadas, ganadas por los mismos generales que recientemente cambiaron el uniforme por las ropas de civil.
La nobel de la paz pidió a los birmanos que se abstuvieran en los comicios, diseñados para perpetuar el poder de los militares que gobiernan Birmania desde el golpe de Estado de 1962.
El proceso también fue criticado por la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea por su falta de transparencia y el hecho de haber sido celebrado con 2.100 prisioneros políticos en las cárceles o bajo arresto domiciliario.
De apariencia frágil, el linaje y el carisma personal de Suu Kyi la han convertido en el símbolo de la democracia en Birmania y su poder de movilización se ha mantenido intacto en dos décadas a pesar de su aislamiento.
Una ferviente defensora de la no violencia de Mahatma Ghandi y budista devota que practica meditación a diario, Suu Kyi es la piedra en el zapato de la cúpula militar.
El general Than Swe, el jefe de la Junta Militar y verdadero hombre fuerte del régimen a pesar de las elecciones, tiene prohibido que pronuncien el nombre de Aung San Suu Kyi en su presencia y se refiere a ella como "La Dama".
Muchos recuerdan los discursos a favor de la democracia y la reconciliación nacional de esta mujer sobria, vestida con el típico "longui" birmano y una flor en el cabello ante miles de personas.
En 1989, llegó a abrirse paso entre un pelotón de soldados, quienes no se atrevieron a disparar contra la hija del héroe de la independencia británica, Aung San.
"No es el poder lo que corrompe, sino el miedo. El miedo a perder el poder", dijo Suu Kyi un año antes de recibir el Nobel de la Paz en 1991.
Nacida el 19 de junio de 1945, abandonó su país a los quince años con destino a la India, donde su madre, Khin Kyi, ocupaba el cargo de embajadora.
La joven Suu Kyi se mudó en los años 60 a la ciudad universitaria británica de Oxford para cursar Filosofía, Economía y Política, aunque nunca obtuvo resultados brillantes y llegaron a rechazar su tesis doctoral.
Allí conoció al que se convertiría en su marido, Michael Aris, con el que tuvo dos hijos: Alexander (1973) y Kim (1977).
Tras un periodo de trabajo y estudios en Japón y Bután, Suu Kyi regresó a Birmania en 1988 para cuidar a su anciana y enferma madre.
El país vivía aquel verano una revuelta popular, provocada por los problemas económicos que padecía tras más de 30 años de dictadura socialista bajo el general Ne Win.
Durante sus años en Oxford, Suu Kyi llegó a omitir en un libro sobre Birmania los aspectos más controvertidos del férreo régimen militar, pero una década más adelante se puso frente al movimiento a favor de la democracia, por el que sacrificaría su libertad.
El régimen respondió con la fuerza bruta a las multitudinarias protestas, asesinando a más de 3.000 manifestantes en las calles de Rangún.
En 1989, los uniformados pusieron bajo arresto domiciliario a Suu kyi, pero no pudieron contener el ímpetu popular y al año siguiente se vieron obligados a convocar elecciones generales.
La Liga Nacional para la Democracia (LND) liderada por Suu Kyi ganó por amplia mayoría los comicios, cuyos resultados nunca fueron acatados por la Junta.
"Utilizad vuestra libertad para promocionar la nuestra", decía el discurso de "La Dama" leído en su ausencia en la ceremonia de los Premios Nobel en Oslo.
Suu Kyi, que ha padecido problemas de salud debido a varias huelgas de hambre, también inspiró a los monjes y estudiantes de las manifestaciones reprimidas brutalmente en 2007.
Sin teléfono ni Internet y con las visitas controladas, Suu Kyi ha aprovechado sus años de confinamiento a estudiar, tocar el piano y mejorar su francés y japonés.
Quienes la conocen a fondo, destacan su sentido del humor, que quizá le haya ayudado a sobrellevar el aislamiento en su casa, junto al lago Inya en Rangún.
Tras su primer periodo bajo arresto, la Junta Militar impidió a Suu Kyi despedirse de su marido moribundo, que murió en 1999 de un cáncer de próstata a miles de kilómetros de distancia en Londres.
No ha podido ver a sus hijos en diez años y, aunque los generales le tendieron un puente de plata para que se marchara el exilio, ella prefirió sacrificar su familia y su libertad en aras de la democracia.
"Cuando me uní al movimiento democrático hice algunas promesas. Una de ellas es que no abandonaré hasta haber conseguido nuestro objetivo", es una de las frases que explican el tesón de esta mujer, incluso en la adversidad.
Recobrada su libertad, Suu Kyi tendrá que poner orden en la oposición, dividida después de que una escisión de la LND decidiera participar en las elecciones.
En cualquier caso, la venerada "Dama" seguirá siendo la última esperanza de millones de birmanos, incluidas las víctimas de los conflictos étnicos que desgarran las fronteras del país desde hace décadas.
El futuro dirá que Suu Kyi se acercará más a la utopía de Mahatma Gandhi o al pragmatismo de Nelson Mandela. 





Aung San Suu Kyi, a pacifist feared by the Burmese military

Dissident and Peace Nobel Prize laureate Aung San Suu Kyi has been freed by the military junta of Myanmar (formerly Burma), after being under house arrest for 15 of the last 21 years for advocating for democratic reforms. Her liberation arrives a week after the first elections in two decades, won by the same generals that swap their uniforms for civil clothes. The 65-year-old Nobel winner requested the Burmese people to boycott the voting, designed to perpetuate the power of the military that rule the country since 1962. The process was also criticized by the UN, the United States and the European Union for its lack of transparency and due to the 2,100 political prisoners in jail or under house arrest.
Despite her fragile appearance, Suu Kyi's lineage and charisma converted her into the symbol of democracy, and her power to mobilize the crowds is stunning. Influenced by Gandhi´s philosophy of non-violence and a devout Buddhist, she is a pin on the military´s neck. General Than Shwe, the military junta chief and the actual strong man in the regime, has prohibited her name to be pronounced in his presence and calls her the “Lady”.
Many still remember Suu Kyi´s speeches in favor of democracy and national reconciliation, dressed with the typical Burmese “longui” and with a flower in the hair, before thousands of people. In 1989, she walked through a military cordon, but the soldiers did not dare to shoot the daughter of Aung San, the independence hero. "It is not power that corrupts, but fear. Fear of losing power corrupts,” Suu Kyi said a year before receiving the Peace Nobel Prize in 1991.
Born in Yangon in 1945, when she was 15 years old she moved to India, where her mother was the ambassador for Burma. In the 60´s, Suu Kyi went to Oxford where she studied Philosophy, Economics and Politics, though she never got great marks and even her thesis was rejected. At the University of Oxford, she met her future husband, Michael Aris. They had two sons: Alexander (1973) and Kim (1977). After working and studying in Japan and Bhutan, Suu Kyi went back to Burma in 1988 to take care of her ailing mother. That year, the country was witnessing a popular revolt against the economic problems created by more than 30 years of socialist dictatorship under general Ne Win.
During her years at Oxford, Suu Kyi wrote a book about Burma without citing the plight of the people under the military regime, but a decade later she did not hesitate to lead the democratic movement, even to sacrifice her liberty. The regime reacted brutally to the demonstrations, killing at least 3.000 protesters in the streets of Yangon. In 1989, the military put Suu Kyi under house arrest, but they could not contain the popular impetus and had no choice but to announce elections the following year. The National League for Democracy (NLD) led by Suu Kyi won the voting, but the junta refused to hand over its power.
“Use your liberty to promote ours,” said the “Lady” in the speech read in her absence at the Nobel ceremony.
Suu Kyi, with fragile health after many hunger strikes, also inspired the students and monks that were brutally repressed after demonstrating for democracy in 2007. Without telephone nor Internet, and just a few controlled visits, Suu Kyi has been studying, playing the piano and improving her French and Japanese, during her confinement.
Maybe, her humor helped her to overcome the isolation in her house beside the Inya Lake in Yangon. After her first period under arrest, the military junta prevented her from seeing his husband, who died in 1999 because of prostate cancer thousands of kilometers away in London. She has not seen her sons in ten years and, although the generals pushed her to go into exile, she preferred to sacrifice her family and liberty to defend democracy.
In her tenacity, Suu Kyi promised not to leave the country until democracy is restored, no matter the adversities.
Once recovered her freedom, Suu Kyi will have to impose order on the opposition, divided after a splinter from NLD decided to participate in the elections. In any case, the “Lady” will always be the hope for a better future for millions of Burmese people. Also for the victims of the ethnic conflict that affects the border zones of the country. The future will show if Suu Kyi will lie more toward the utopia of Ganchi or the pragmatism of Nelson Mandela.



 

martes, 2 de noviembre de 2010

¿Qué mató al "Pequeño Saltamontes"?

El pasado julio, David Carradine murió de una manera grotesca en un hotel de Bangkok. Lo encontraron dentro de un armario, amordazado y con un cordón atado al pene y al cuello. Según la investigación policial, no fue asesinado sino que murió de manera accidental a causa de un rebuscado juego sexual con autoasfixia incluida.
A mi me apenó su muerte como la pérdida de un amigo de la infancia con el que perdí contacto hace mucho tiempo, pero del que conservo un recuerdo entrañables. Le tengo cariño a la serie "Kung Fu". Sin embargo, no era el personaje de Carradine el que me gustaba de pequeño, sino el personaje de el "Pequeño Saltamontes" de joven, interpretado por un tal Radames Pera, que ni siquiera tiene página en Wikipedia.
Al principio la noticia me llamó la atención, luego la Policía cerró el caso. Apaga el ordenador y vámonos a cenar.
Estos días trajo a colación el caso una teoría de la conspiración erótico-criminal en Internet que parece un guión escrito entre Quentin Tarantino y Graham Greene.
Otro actor con apellido muy Western, Randy Quaid, dice que le persigue una "red monstruosa" de agentes inmobiliarios y despiadados sicarios de Hollywood dispuestos a acabar con su vida. Según él, son los mismos que asesinaron a los actores David Carradine, Chris Penn y Heath Ledger y tratan de hundir las carreras de Britney Spears, Lindsay Lohan y Mel Gibson.
Quaid soltó todo esto cuando fue detenido en Canadá a instancias de un tribunal de California por vandalismo, robo y allanamiento de morada en su antigua casa.
"Son auténticos hombres de negocios, la mafia, el crimen organizado", asegura la mujer.
¿Qué puedo decir? No conozco al señor Quaid y no hay que olvidar que es un profesional del drama, la tragedia y, ahora más que nunca, de la comedia. La pareja ya se encuentra en California para responder a los presuntos delitos de los que se les acusa.
Por cierto, resulta irónico que detrás del hotel donde encontraron a Carradine se encuentran el famoso templo del pene. Para los interesados, ved el vídeo en la entrada de octubre.




What killed the “Grasshopper”?

David Carradine had a grotesque death in a Bangkok hotel last June. He was found inside the wardrobe with a rope tied to his neck and penis. The Police investigation showed that he was not murdered, but died accidentally in a sexual game that involved erotic asphyxiation.
I felt pity by his death as the loss of some childhood friend forgotten in a corner of my mind, which also inspires fond memories. I liked the TV series “Kung Fu.” Then, I identified myself with the character “Grasshopper,” played by Radames Pera, who even has not a entrance in Wikipedia.
So, the article called my attention, after the Police ended the case. I turned off my computer and went to dine.
This week, I recalled this case again when I read a conspiracy theory on the Internet that resembles a script written between Quentin Tarantino y Graham Green. Another actor with a “Western” name, Randy Quaid, says he is being harassed by a "monstrous” network of estate agents and Hollywood sharks ready to kill him. According to him, they are the same guys that killed David Carradine, Chris Penn and Heath Ledger and try to destroy the career of Britney Spears, Lindsay Lohan and Mel Gibson.
Quaid said all this when he and his wife were interrogated by Police in Canada, where they fled USA authorities. Police in California say that they broke into and trashed their former house.
"They're absolute businessmen. It's the mafia; it's organized crime," said Mrs. Quaid.
What can I say? I have not met Mr. Quaid and we should not forget that he is a drama, tragedy and, nowadays more than ever, comedian professional. The couple is already in California to declare before the judge.
By the way, it is quite ironic that Carradine died in the hotel that shelter the Penis Temple. You can check the post I wrote in October.