miércoles, 31 de agosto de 2011

Los sucesos de Puerto Hurraco y el colonialismo


En algún lugar del suroeste de España aconteció un grotesco suceso en el que murieron nueve personas. Los hermanos Antonio y Emilio Izquierdo, agricultores, cabreros y arrendadores de fincas, dispararon con sus escopetas de caza contra miembros de una familia rival, los Cabanillas. Los hechos ocurrieron a plena luz del día en una calle de Puerto Hurraco, en Extremadura. Las disputas sobre los límites de sus fincas fueron el origen de esta venganza atávica.

Crímenes como el de Puerto Hurraco se han cometido toda la vida, entre vecinos y entre países. Perú, Ecuador, Chile, Colombia o Bolivia han intercambiado disparos diplomáticos o de artillería por cuestiones territoriales. En 2002, España orquestó una charanga militar para recuperar "al alba" el islote de Perejil ocupado por Marruecos. ¿Por qué cuesta tanto poner de acuerdo a las partes contendientes?

Debe ser porque los mapas los carga el diablo. Los gobiernos o los terratenientes se aferran a sus mapas (de papel o mentales) como a libros mesiánicos. Abajo reproduzco un ejemplo asiático. Un mapa que describe los territorios que el Antiguo Reino de Siam perdió entre 1867 y 1909 a causa del juego político del colonialismo británico y francés:

Muchos conservadores, sobre todos los sectores más nacionalistas, reclaman hoy que Francia y Gran Bretaña se apropiaron de estos territorios mediante la amenaza militar. No les quito la razón, pero la cuestión es plantearse por qué estaban así fijadas aquellas fronteras. La mayoría de los territorios situados en la periferia de Siam eran reinos vasallos, como Pattani, o provincias conquistadas a otros países, como Camboya. Lo que quedó del tratado con los británicos y los franceses es lo que hoy se conoce como el estado-nación de Tailandia.

Como en Puerto Hurraco, el Ejército tailandés también ha disparado contra sus rivales camboyanos por un pedazo de tierra en torno al templo jemer Preah Vihear, según los camboyanos. Los tailandeses dicen que el otro bando disparó primero.

El problema es que Camboya vivió varios siglos en tal estado de debilidad que sus fronteras fueron depredadas por los países vecinos. Tailandia dominaba extensos territorios del antiguo Imperio Jemer. Fue precisamente con la llegada de los colonialistas franceses cuando los camboyanos recuperaron sus tierras ancestrales.

La historia puede ser una guía, pero no absoluta. ¿O puede Camboya reclamar el Imperio Jemer, que se extendía más allá de la Tailandia y el Vietnam actuales? ¿Y España sus territorios de ultramar? Por cierto, a la mayoría de los gobiernos ni se les pasa por la cabeza preguntar a los que viven en las tierras disputadas.   




The Crime of Puerto Hurraco and Colonialism

Somewhere in South-eastern Spain, nine people died in a hideous crime. Brothers Antonio and Emilio Izquierdo, farmers, goatherds and landlords, shot dead a rival family, the Cabanillas, with their hunting guns. The events took place at daylight in a street in the village of Puerto Hurraco, Extremadura province. The motivation for this atavistic revenge was disputes about their land boundaries.

Crimes such as Puerto Hurraco's have always been committed, among people and countries. Peru, Ecuador, Chile, Colombia or Bolivia have regularly exchanged diplomatic or artillery shots due to territorial disputes. In 2002, Spain lead a military orchestra to recover the Perejil islet, occupied by Morocco. Why is it so hard for adversaries to be in civilized terms?

It must be because maps are many times the Devil´s work. Governments and landlords cling to their maps (in paper or mental) as if they were messianic books. Above, I attached an Asian example. A map that shows the territories lost by the Kingdom of Siam to the French and British colonial powers.

Many conservative people in Thailand, the most nationalistic, claim today that France and Britain annexed these territories under military threat. I agree with them. But the point is why those borders were drawn thus. Most of the bordering lands in Siam were semi-autonomous vassal kingdoms, like Pattani, or provinces annexed after attacking other countries such as Cambodia. The map left after the annexation by the French and British powers is what today is the Thai nation-state.

Like in Puerto Hurraco, the Thai army shot Cambodian soldiers because of a piece of land surrounding Preah Vihear temple, according to the Cambodian side. The Thai government says that the Cambodian side shot first.

The problem is that Cambodia almost disappeared because for centuries it was a weak state and most of its territory was swallowed by its neighbors. Thailand dominated extended Cambodian territories. Cambodians took back most of their land, precisely, thanks to the French colonialists.

History can be a guide, but not the only one. Or can Cambodia claim its former Khmer Empire, which extended beyond Thailand and Vietnam? And Spain all its overseas territories? By the way, governments do not even think about asking the people living in the contested lands.
 

martes, 30 de agosto de 2011

Del carruaje al tren elevado en una calle de Bangkok

Blanco y negro. Colores. Explosión de color. Carruajes. Automóviles motorizados. Tren elevado.

Black and wite. Colors. Color´s explosion. Carriage. Motor vehicles. Sky train.




Sukhumvit Road 1948


Sukhumvit Road 1992



Sukhumvit Road 2004

viernes, 26 de agosto de 2011

Thailand in 1948

¿Cómo era Tailandia en 1948, según un documental estadounidense?

How was Thailand in 1948 according to a American documentary?


jueves, 31 de marzo de 2011

El Mercado de la Muerte

Los trenes atraen a los vendedores ambulantes y es común que los mercados se instalen cerca de las vías. Un peculiar bazar de Tailandia se diferencia porque los tenderetes se encuentran literalmente sobre los raíles del tren. Cuando el silbido metálico anuncia la llegada de la locomotora, los vendedores retiran, raudos pero con calma, los toldos y las cestas con plátanos o pescados. El tren pasa rozando a los clientes y turistas apoyados en los puestos de abastos. Este peculiar bazar se encuentra en la localidad de Maeklong, a unos 70 kilómetros al suroeste de Bangkok. Para llegar a este "Mercado de la Muerte", como lo llaman los lugareños, se puede tomar una furgoneta desde Victory Monument en la capital tailandesa. Aunque hay otra un viaje más romántico, de tres horas, a través de campos de arroz, un río y varias aldeas. En este caso hay que coger el tren en la estación de tren de Wongwien Yai en Thonburi. Luego, hay que cambiar de tren y cruzar el río en una barcaza, pero todo sale por 25 bat (casi un dólar o poco más de medio euro)




Thai Death Market

Trains attract hawkers and many markets are located nearby the railways. A singular bazaar in Thailand is different because the goods are literally on top of the train rails. When the metallic whistle announces the train, the vendors remove, fast and calmly, the awnings and the baskets with bananas or fish. The train passes by pretty close to the vendors, clients and tourists leaning against the stalls. This peculiar bazaar is located in Maeklong city, 70 kilometers south of Bangkok. To reach this “Death Market”, as many locals call it, you can take a van from Victory Monument in the Thai capital. However, there is a more romantic three hours trip, through paddy fields, a river and several villages. In this case, you must take a train in Wongwien Yai station in Thonburi. Later, you need to change to another train and cross the river in a small boat. All the trip costs 25 baht (almost one US dollar or little more than 50 cents of euro)

miércoles, 16 de marzo de 2011

Una niña feliz

No me sorprendió demasiado la mata de pelo que le cubría por completo la cara como a un lobo. Lo que me maravilla gratamente es que Supatra Sasuphan dice que es feliz tal como es, se siente querida por su familia y tiene muchos amigos en el colegio. También ha entrado en el Libro Guiness de los Récord como la chica más peluda del mundo. Aunque de pequeña era el centro de las burlas de algunos desaprensivos, Supatra afirma sentirse orgullosa del récord conseguido y más querida que nunca en su pueblo. Tailandia ha vuelto a hacer gala de su tolerancia (o al menos indiferencia) budista.

Sus padres cobra una "donación" por entrevista, así que la niña se ha convertido en una fuente de ingresos para la familia. De todas formas, nadie le iba a evitar salir en todos los medios de comunicación.




A HAPPY GIRL

I was not so surprised because of the hair covering her face like a wolf. But it is extraordinary that Supatra Sasuphan says she is happy, feels loved by her family and has many friends at school. She also has entered the Record Guinness Books as the hairiest girl in the world. Even though when she was young some kids used to tease her around, Supansa says she is happy with the record and have a lot of friends. Thailand seems to show its Buddhist tolerance (or at least indifference).

Her parents ask for a "donation" per interview, so she is another breadwinner in the family. Anyway, no one could have stopped the media frenzy about her...

miércoles, 2 de marzo de 2011

Las prostitutas van a la escuela

En barrio rojo de Patpong, en Bangkok, uno espera encontrarse de todo menos una escuela. Encima del local de alterne "Super Pussy" (Super coño), medio centenar de prostitutas atienden a una clase sobre el Día Internacional de la Mujer. También aprenden idiomas, cocina o baile.
"¿Quién sabe el origen de esta fecha", dice Chantawipa Apisuk "Noi", la fundadora de Empower, una ONG que defiende la dignidad de la profesión más antigua del mundo. Las alumnas, atentas y educadas, se miran entre sí, hasta que una levanta la mano y responde.
Me recibieron con una caja con cien condones y un vaso de agua. Al rato, entablé una conversación con una de las trabajadoras sexuales de Patpong. Se fijó en una pulsera que yo llevaba, las que suelen regalar en los templos, y me contó que le gustaba practicar meditación.
A diferencia de otras organizaciones que pretenden apartar a las mujeres de la prostitución, Empower quiere que las prostitutas pueden realizar su trabajo en condiciones laborales e higiénicas dignas. La ONG nació en los años 80, cuando el sida hacía estragos en Tailandia, con campañas para fomentar el uso del condón.
"Noi", una mujer pequeña y enérgica, asegura que comenzó a trabajar con prostitutas como podía haberlo hecho con cualquier otro colectivo discriminado.
Empower no pide los derechos laborales que las prostitutas disfrutan en Holanda, porque en cualquier caso tendrían que pedirlos para el 90 por ciento de los tailandeses vive sin cobertura de ningún tipo. "En Tailandia, sólo contribuyen a la seguridad social un diez por ciento de la población".
"Noi" (pequeña en tailandés) se enorgullece del camino recorrido. Su ONG ha pasado de ser considerada una tapadera para la prostitución a ser invitada a conferencias internacionales sobre el sida o el tráfico de personas.
Ningunas de las prostitutas en Empower admitieron que no están orgullosas de lo que hacían, pero tampoco se amedrentan ante tópicos moralistas. Su eslogan: "Las buenas chinas van al cielo, las malas van donde quieren".  






Sex workers go to the school


In Bangkok's main red-light district, Patpong, I hoped to find anything but a school. On top of the girl bar “Super Pussy,” around 50 sex workers attend a class about the International Women´s Day. They also learn languages, cooking or dancing.
“Who knows the origin of this date?," says Chantawipa Apisuk “Noi”, founder of Empower, an NGO that fights for the dignity of the known as the oldest profession in human history. The students, attentive and considerate, look at each other until one of them raises her hand and answers.
As soon as I crossed the door, one of the girls gave me a glass of water and a box with around 100 condoms. Later, I spoke with one of the Patpong sexual workers. She looked at my bracelet, which I got in a Temple, and told me that she likes to go to practice meditation.
Contrary to other organizations that want to stop prostitution, Empower advocates for them to work in a good and healthy environment. The NGO was founded in the 80´s, when aids was striking Thailand, to advocate condom use.
Noi, a small and vibrant woman, says that she started working with sex workers as she could have done with any other discriminated group.
Empower does not ask for the same rights that prostitutes have in Holland, where they have social security. In Thailand, not many enjoy fully social coverage. “In Thailand, only 10 percent of the population contributes to the social security system”.
Noi ("little" in Thai) is proud of the path she has walked. At first, no one paid attention or took Empower seriously, but now she is invited to international conferences on aids or human trafficking all over the world.
No prostitute in Empower told me they were proud of their job, but they were not intimidated either because of morals. Their slogan: “Good girls go to heaven, bad girls go anywhere”

jueves, 3 de febrero de 2011

Los Existencialistas



Pachucho se abalanzó sobre el ovillo de lana con la destreza de un pingüino ebrio. La señora Mariola, con suavidad, impidió al gato consumar su ataque y recobró sus labores. Al felino no se le escapaba ni un maullido mientras observaba a la abuela confeccionar un par de calcetines. Qué deleite aquel veleidoso duelo en un mar de lana. Mariola, apodada la “Pasionaria” por las malas lenguas, vivía en las afueras de la ciudad, en un pisito modesto que olía a jabón y sopa de fideos.

El anticuado reloj de cuco cantó las cinco de la tarde. Mariola observaba a través de la ventana a sus vecinos que salían al trabajo o a tomar café. La vieja se sonreía al ver cómo se doblaban los tacones de las señoras debido al empedrado de la calle, lo que les hacía adoptar una postura cómica que le recordaba a las películas de Charlot.

Movía las agujas con agilidad y precisión. Su especialidad eran los calcetines, que le salían gruesos y confortables, aunque también hacía bufandas y hasta jerséis de punto. Como no tuvo hijos, y por tanto tampoco nietos, regalaba las prendas a las monjas.

Mientras hacía su labor, repetía instintivamente los padrenuestros y avemarías sin dejar de pasar las cuentas del rosario. Pachucho, que tenía ínfulas de humano, meneaba la cabeza como si realmente también rezara rosario. “Éste debe de haberse vuelto majareta con la edad”, pensaba la abuela.

Mariola, que aún no había cumplido sesenta años, vivía la vida con la pulcritud de quien está en paz con la vida y no debe nada a la muerte. Su marido, Rafael, murió cuando iba a cumplir los cuarenta al precipitarse de una gran altura en la Plaza de Toros, donde trabajaba de conserje. ¡Y pensar que había sobrevivido a la guerra civil siendo republicano y un revolucionario de taberna y borrachuna! No lo mataron los franquistas, eso hubiera sido heroico. Se desnucó al caerse el desgraciado mientras desbrozaba las malas hierbas de una cornisa.

Por unos pocos siglos, el sol no se ponía en el imperio español. Poco duró la verbena. Llegó la Leyenda Negra y ahora la posguerra. ¡Qué calamidad!

¡Riiiiiiiiiiiing!, sonó tremebundo el timbre de la puerta. Menuda faena, se decía la anciana. De desembarazó de su hatillo y bajó trabajosamente las escaleras de losa moteada. ¡Quién es! Abrió la puerta: no había nadie. Al asomarse a la calle, vio a los pequeños rufianes del barrio que corrían ahogados por la risa.

-Venid “pacá”. Desgraciaos. Qué mala uva tenéis. Con lo mayor que está una. Voy a llamar a la Guardia Civil para que os encierren a “tós”. ¡”Sinvergüensas”!- gritaba con un seseo exacerbado.

Luis, Ignacio y Rafael corrían la calle abajo como llevados por demonios y muertos de risa.

-¡Ja, ja, ja! ¡Vieja loca!- gritaba en un éxtasis de hilaridad Rafa mientras se sostenía los pantalones sobre su protuberante barriga.
-¡Ven “acá pacá”, roñoso de mierda! Que no tenéis “vergüensa” ninguna- Se despedía la señora Mariola, ya casi de espaldas.

Experimentaban sus cinco minutos de gloria para acelerar la digestión antes de las clases vespertinas en el colegio de curas. Rafa el “Gordo”, rubio, gordito y bajito para su edad, era un chaval despreocupado y tan ladino como desaprensivo. Luis el “Latas” e Ignacio el “Plamplona”, aunque más altos y de complexión robusta, actuaban como escuderos de Rafael, el ideólogo de las travesuras más osadas.

Mientras saltaban por entre los charcos de la calle empedrada, el “Gordo” convenció a sus amigos de que esa tarde tenían que faltar a clase. Total, tocaba Matemáticas con don Alberto, más conocido como el “Moscardón” por el monótono zumbido que emitía cuando explicaba los problemas aritméticos. 

“Vayamos al río, a ver si cazamos algunos sapos, seguro que está lleno después de la lluvia”, propuso el “Gordo”. El “Latas” hizo un amago de resistirse. Su padre lo iba a matar si le llegaban más cartas por faltas en el colegio.

-Si yo sería tú, no me preocuparía. Le dices que te pusiste malico y santas pascuas- terció el “Plamplona”, quien se quedó con el mote desde que uno en la clase no pudo pronunciar bien “pamplonica”. 

Ignacio vivía en Córdoba desde los nueve años, pero por nada del mundo perdía el acento solemne y rotundo del norte. Curiosamente, todos le decían que hablaba muy bien -”fino”-, aunque no había olvidado ninguno de los giros antigramaticales de la Navarra profunda.

Los tres amigos, por el momento lo únicos miembros de su recién fundada pandilla, se hacían llamar los “Existencialistas”. El “Latas” no tenía ni pajolera idea de lo que significaba el palabro, pero quedó cautivado con una foto de un tipo carismático con una pipa en la boca y con un pañuelo que sobresalía de su abrigo de piel. Le preguntó a su padre, quien le contó que se trataba de Sartre, un existencialista. El “Latas” siempre había sido un inconformista, por lo menos desde los nueve años. Siempre buscando algo a lo que oponerse, sobre todo si provenía de sus padres o los profesores. En el existencialismo encontró su bandera. Su lema: “Estamos condenados a ser libres”. Aunque su realidad era más bien la contraria. Su sino trágico eran el colegio y las tareas domésticas. Su padre decía que eran los existencialistas eran hombres lúcidos como Cervantes o Larra. A lo que su madre atajaba con un cortante: “Masones”.

Escondieron sus maletines de piel detrás de los portones de la Iglesia, en un oscuro y húmedo portón a salvo de mirones indiscretos.

Lo que llamaban río era más bien un arroyo famélico de agua, con una fauna y flora escuálidas. Pero a ellos, desde la perspectiva amplificadora de la infancia, les parecía tan ancho y frondoso como el río Guadalquivir. Colgaron los zapatos y los calcetines en un árbol para no dejar evidencias del delito y se internaron entre las malas hierbas y cañamones en busca de insectos y batracios.

-”Latas”, tú dices que eres “existencial”, pero no tienes ni puñetera idea. Además, los existencialistas no pueden tener tantos olivos como tienes tú- espetó Andrés el “Pamplonica”.
-Eso, mi papa dice que tienes más “aransás” de olivos que la Casa de Alba.- terció el “Gordo”.
-Mira, vosotros no tenéis ni idea porque ni si quiera sabéis leer bien.
-¿Lo qué? Pero siempre que te piden leer en la clase, te tropiezas con la segunda línea- le picó “Pamplonica”.
-Porque yo leo en voz baja y no me da la gana leer para el cara sapo ése. A ver, yo te explico ahora mismo lo que es un existencialista, chaval. Existencialista es que estamos condenados a ser libres. Así, ni más.
-Este “latas” es una lata, siempre “filosofeando” -interrumpió el “Gordo”- . Venga ya sabemos todos lo que es “existencialista” y las aranzadas que tiene tu finca. Ostras, me ha picado algo. ¡Ay, ay, ay!

Primero el “Gordo”, y a los dos segundos sus dos compinches de travesuras, salieron haciendo aspavientos del riachuelo, huyendo de un enjambre de avispas enfurecidas. Recogieron los calcetines y los zapatos y, sin quisiera calzarse, salieron disparados en dirección al viejo puente. Las piedras del pavimento se les clavaban en las plantas de los pies, pero todavía no se habían reparado del susto y las picaduras les escocían demasiado como para parar en ese momento. 

Vencidos, decidieron ir al colegio a que el padre Celestino les aplicara barro con vinagre para calmar el escozor. De pronto, algo detuvo al “Latas”. Y la mano que le agarraba era de quien más se temía: la señora Mariola, con el rostro desencajado por la ira y con la dentadura asomando por sus labios por los improperios que lanzaba a los tres.

Rafael el “Gordo” e Ignacio el “Pamplonica” no tuvieron más remedio que abandonar a su amigo en las garras de la “Pasionaria”. Con los pies doloridos, de correr descalzos sobre el empedrado y con las picaduras aún palpitando dolor, los abatidos “existencialistas” se retiraron al colegio, donde fueron severamente reprendidos por el cura y, entonces también con las mejillas calientes, se marcharon a casa.

Al día siguiente, Rafa y Luis llegaron un poco tarde a la escuela. No querían cruzarse con su amigo, si es que había conseguido salir con vida de la guarida de la “Pasionaria”. Accedieron por los portalones de madera justo antes de que el conserje cerrara el candado con la enorme llave de bronce. Delante de aquél convento con más almenas que un castillo medieval y bajo un cielo de nubes ominosas, los dos traidores apenas se atrevían a levantar la vista.

-Venga, mocosos, que os van a calentar el culete- aseveró Manolo antes de romper con una carcajada que dejaba entrever sus dientes carcomidos por el tabaco negro.

El “Latas” no se dignó a dirigirles la mirada. Incluso apartó un poco su pupitre para, pero tuvo que corregir la posición porque se salió de la línea y don Liberto le zurró con la regla. Era lo que le faltaba al pobre diablo. Las clases de la mañana transcurrieron con la monotonía acostumbrada. En el recreo, los amigos seguían sin hablarse. Rafa e Ignacio se sentaron en un discreto rincón. El “Gordo” tenía que contener las lágrimas de vergüenza por haber abandonado a su amigo. El sentimiento de culpa le oprimía las sienes. El “Pamplonica” tenía un mal sabor de boca, como a ajo agrio. Al contemplar a su amigo, sentía ganas de huir. Lo último que quería era arreglar el entuerto con palabras. Lo mejor era dejar que el tiempo borrara el resentimiento. Ambos sentían que habían cruzado una línea sin retorno, como la primera vez que se masturbaron escondidos bajo la cama y les embargó un sentimiento de culpa. Y a pesar de que el remordimiento no concedía tregua, siempre volvían a caer en la tentación.

Los tres “existencialistas” caminaron juntos el camino de vuelta a casa, como de costumbre, aunque se mantenían a una distancia prudente, como si estuvieran condenados a ir juntos. Los tres pararon al mismo tiempo antes de traspasar las lindes de la calle donde antaño tanto reían sus travesuras a costa de la “Pasionaria”. Un gran tumulto de gente se agolpaba precisamente debajo de su piso. Se escuchaban murmuraciones fúnebres. Unos hombres transportaban un bulto humano tapado con la tela de una mesa camilla. Los guardias civiles apenas podían contener a los curiosos. “Dicen que guardaba miles de pesetas de la República”, afirmaban unos. “Pues yo sé que su marido murió en el maquis, un comunista como un diablo”, alegaba una mujer enjuta.

-Latas
-¿Qué?
-Eres un asesino

Pachucho, con porte flemático, despedía a su dueña con la indiferencia de un gato, desde el alféizar de la ventana.

La señora Mariola arrastró al “Latas” de las orejas por toda la calle. El desesperado muchacho puso en práctica todas las artimañas para deshacerse de la vieja. Primero obedeció sumiso para disimular y aprovechar un momento de distracción para escabullirse. No le salió. Luego fingió un intenso dolor y se hizo el muerto, pero Mariola le seguía agarrando de la oreja con una fuerza inusitada.

-¡Ay, ay, ay! Voy a morir. Voy a morir. Suéltame, vieja- lloraba el mocoso.
-A la Policía te voy a llevar. Para que aprendas, niñato.

Llegaron al bloque de pisos antiguos de la señora Mariola, a quien ya le fallaba algo el aliento por la caminata a trompicones. Tras subir los dos tramos escaleras, encontró la puerta abierta. Soltó la oreja del “Latas” y le agarró el brazo, más por miedo que para evitar su fuga. Empujó la puerta entornada. Del salón salía un olor a pipa, que precedió al humo que salía disparado arrastrado por la corriente de aire en el hueco de las escaleras. Unos zapatos marrones asomaban bajo las cortinas estampadas con motivos florales. Mariola ahogó un grito. Luis se quedó petrificado.

-No se asuste. No he venido a matarla- salió una voz oscura de barítono y la abuela se desvaneció.

Un ligero cosquilleo húmedo estremeció a Mariola, que se desmayó. Pachucho lamía con gusto los callos de la vieja. El desconocido, un hombre de mediana edad con vientre prominente y aires de profesor, se apresuró hacia la desfallecida. La “Pasionaria” se restableció, tras oler un poco de coñac. Tras ajustarse el bigotillo muy francés, el orondo desconocido le explicó la historia más rocambolesca que había escuchado en su entera vida:

“He venido aquí para sacarla del país. Su marido era un buen amigo mío. Juntos fundamos la Logia de la Luz y la Forma, con la que queríamos sacar de las tinieblas a nuestros ignorantes compatriotas. Tras la muerte de su marido, me marché al extranjero. Londres, París, Moscú. Trabajé como intérprete y periodista. Volví a España tras el golpe de Estado y me uní al bando republicano, pero los cerdos de los “bolcheviques” por poco acaban mi vida cuando comenzaron a limpiar a los elementos que molestaban al Kremlin. Tras la guerra escapé a Estados Unidos, donde me uní a un grupo de republicanos exiliados. Antes de nada, necesito la caja que su marido guardaba. ¿Dónde está?”

Mariola se incorporó con más agilidad de la que hubiera imaginado el atónito “Latas”. Retiró el sillón de su difunto marido y, escondida bajo una losa barata del suelo, sacó una caja de madera sucia. En su interior había unas cuantas hojas manuscritas, amarillentas por el paso del tiempo. El hombre tomó las páginas con sumo cuidado, casi con veneración.

-Aquí yacen las últimas palabras de don Miguel de Dosmundo. Un manuscrito histórico que las nuevas generaciones deben leer. Secretos revelados por el autor de “El padre mártir” sobre Carmen Polo, la mujer del Generalísimo. Señora Mariola, tenemos que salir ipso facto- se apresuró el desconocido.

-¿Qué dice? ¿Cómo voy así dejar mi casa? ¿Dónde voy a vivir?
-Vamos a fingir su muerte. Tenemos preparado un cadáver.
-Ya sé. El de doña Paca, que murió de una pulmonía hace una semana- soltó el “Latas” sin darse cuenta de que casi gritaba.

El desconocido se dirigió entonces al travieso existencialista, que ya había olvidado el dolor de la oreja, y le hizo prometer que guardaría el secreto de lo que había visto y oído.

“Chaval, estos manuscritos demuestran que el mismo Franco fue un masón al que tuvimos que expulsar de la logia por intrigante y paranoico. Juró venganza y bien que se la ha tomado. La posteridad debe conocer este importantísimo secreto: la verdadera identidad del dictador. Pero su mujer se mantuvo fiel a la logia, aunque tenía debilidades católicas y castigó al enano a mil noches de abstinencia. Toma”.

Dos hombres vestidos de Policía entraron en la sala. “No se asusten”, dijo uno de ellos. Ante una señal del hombre del bigotillo, arrastraron un bulto al interior de la sala. Sacaron el cadáver bien conservado de doña Paca y lo tumbaron en la salita. Junto a él colocaron una escalera para simular un accidente.

EPÍLOGO

¿Por qué usted no ha leído en ningún manual de historia, ni siquiera en los editados en la Unión Soviética, nada sobre el pasado masónico de Franco?

Desgraciadamente, Paco -como se llamaba el del bigotillo-, con las prisas, se dejó los papeles sobre la cómoda de la “Pasionaria”. Tras la conversión de la Logia de la Luz y la Forma en un club de dominó, la señora Mariola tuvo que ganarse la vida con un puesto de churros en la capital de México. Nadie le cree cuando relata el secreto de Franco y ahora son mozuelos mexicanos los que le hacen burlas.


martes, 1 de febrero de 2011

El verdadero final de Doraemon

Alguien me contó el rumor de que la serie televisiva de Doraemon termina cuando Nobita, su amigo humano de trastadas, se levanta de un coma en el hospital y se da cuenta de que todo ha sido un sueño. Andaba yo un poco deprimido, cuando felizmente descubrí el verdadero final del gato azul: se ha venido a vivir a un templo budista en Tailandia.
Se trata del templo Sam Pa Siew en la provincia de Suphan Buri, a pocos kilómetros al norte de Bangkok. En la foto, Doraemon se esconde tras una nube, entre una grácil apsara y un gandharvá, guardianes celestiales de la música y el arte.
Creo que nunca he visto un capítulo entero de la serie japonesa, pero le tengo cariño al personaje. Mi amiga Jenny siempre me llama "Nobita" porque estoy siempre haciendo preguntas y pidiendo cosas imposibles. "Yo no soy Doraemon", me suele decir. Ahora ya sé dónde puedo encontrar respuestas.  



Doraemon´s true end

I heard the rumor that the TV series Doraemon finished when Nobit, his human pal, wakes up from a coma in the hospital and realizes that everything has been just a dream. I was a little sad when I happily discovered Doraemon´s true end: He has come to live to a temple in Thailand.
I am talking about Sam Pa Siew temple in Suphan Buri province, a few kilometers north of Bangkok. In the picture, Doraemon hides behind a cloud, between a graceful apsara and a gandhava, celestial guardians of arts and music.
I think I have never finished an episode of the Japanese series, but I am very fond of the character. My friend Jenny always calls me “Nobita” because I am always asking difficult questions and impossible things. “I´m not Doraemon,” she usually answers. Now, I know where I can find answers.

viernes, 28 de enero de 2011

Puccini y Goya contra el colonialismo francés

Ahí llegó la "Tosca" de Puccini con "Los desastres de las guerra" de Goya para denunciar el colonialismo francés en Asia. Un poco tarde, lo sé. También se equivocaron de país: la representación de la ópera tuvo lugar en el Thailand Cultural Center de Bangkok. No en Vietnam, Camboya o Laos.
Mi primera impresión reculó un poco cuando apareció Jenna Zomar en el papel de Tosca con un vestido rojo que realzaba su voluminoso porte. Su forma de andar y el sombrero también eran de lo más cómico. Quizá debería seguir el ejemplo del tenor español Javier Agulló, que según me contó sigue un estricto régimen para bajar unos kilitos. Tuve que tragarme mi sarcasmo cuando comenzó a cantar.
Lo mejor de la ópera, producida por el británico Stefan Sanchez, fue las actuaciones de los cantantes; lo peor, que dudo que muchos asistentes apreciaran el "mensaje" del productor. Sanchez quiso llevar la trama a los últimos años del colonialismo francés en Asia, mientras que la obra original se sitúa en la invasión de Italia por las tropas napoleónicas. En este singular montaje, también proyectaron algunos grabados de Goya sobre la guerra española contra las tropas de Napoleón en el siglo XIX.
Sospecho que pocos pudieron distinguir los "Desastres" de Goya en las proyecciones sobre el decorado y temo que menos todavía captaron las sugerentes alusiones al colonialismo francés. Pero esto son licencias que se toman los artistas. Debo admitir ópera me conmovió y disfruté sobremanera con las arias de la soprano y el tenor. ¿Pero quién se resiste a una pequeña dosis de malicia?  






Puccini and Goya against the French colonialism in Asia

There arrived Puccini´s “Tosca” and Goya´s “Disaster of War” to condemn the French colonialism in Asia. A little late, I know. It happened also in the wrong country: the opera took place in the Thailand Cultural Center in Bangkok. Not in Vietnam, Cambodia or Laos.
My first impression was not great when Jenna Zomar showed up as Tosca with a red dress that raised his voluminous presence. Her walking and the red hat were also quite funny. Maybe she should have followed the example of Spanish tenor Javier Argulló, who told me he was on a strict diet to lose some weight. I must say I had to swallow my sarcasm when they started singing.
The best in this opera, produced by British national Stefan Sanchez, was the performance of the artists; the worst is that I seriously doubt that many in the hall understood the “message” in this production. Sanchez situated the plot in the last years of French colonialism in Asia when the original libretto places the action during Italy´s invasion by Napoleon troops. Some Goya's engravings about the Spanish war against Napoleon were also projected on the stage.
I suspect that not many could appreciate Goya´s “Disasters” and even less got the references to French colonialism. But these are poetic licenses. I must say that I enjoyed very much the opera, mostly the tenor and soprano arias. But who can resist some mischief?