jueves, 22 de enero de 2009

Oratorio para musulmanes en el aeropuerto de Bangkok



¿Te imaginas que en los aeropuertos de Madrid, Londres o Buenos Aires instalan oratorios exclusivos para los musulmanes?
Miedo dan las protestas que montarían los colectivos cristianos y los grupos de derechas (juntos pero no revueltos). En el aeropuerto internacional de Bangkok hay un oratorio para fieles del Islam y parece que la ocurrencia no ha levantado demasiada polvareda. Bueno, un poco sí. Los zapatos se amontonan junto a la puerta, mientras los pasajeros pasan por el frente. Algunos se paran u observan con curiosidad desde una distancia prudente, pero la mayoría parece acostumbrada a la imagen del oratorio islámico. En un foro en la edición digital del diario "Bangkok Post", varios lectores criticaban a las autoridades tailandesas por plegarse a las demandas de los musulmanes, en detrimento de otras religiones como el budismo (la mayoritaria en Tailandia) o el cristianismo. Otros alegaban que, a diferencia de los creyentes de otras confesiones, los musulmanes tienen el imperativo de rezar cinco veces al día. "Si las autoridades del aeropuerto quieren instalar un oratorio, que lo hagan incluyendo a todas las religiones. Sin embargo, los musulmanes quieren un cuarto privado sin infieles para poder rezar tranquilos a Alá", afirmaba indignado un internauta, seguramente "farang" (extranjero en tailandés), bajo el seudónimo de "Rooster". Desconozco si Rooster habrá estado en el aeropuerto de Amsterdan, donde precisamente cuentan con una sala de meditación. Una solución secular a la medida de agnósticos y creyentes.


Letrero indica la dirección de la sala de meditación en el aeropuerto de Amsterdam

E
n un momento del acalorado debate en el "Bangkok Post", "Rooster" contraataca: "¿Tú ves otros aeropuertos en países de mayoría musulmana con salas para no-musulmanes? Tailandia es un debería ser una nación laica con libertad de credo. El Gobierno tailandés no debería apoyar a ninguna religión en concreto. Si tu quieres un "Muslim Pray Room" (oratorio para musulmanes), saca el dinero de tu propio bolsillo". Según wikipedia, los musulmanes suponen el 4,6 por ciento de los habitantes de Tailandia. Viven principalmente en las provincias de Pattani, Yala y Narathiwat, en el sur del país. Más de 3.000 personas han muerto en los últimos cinco años desde que los rebeldes musulmanes emprendieron la lucha armada para exigir la independencia de estas tres provincias. El Ejército ha sido acusado por Amnistía Internacional de ejercer la tortura de forma sistemática; los rebeldes decapitan y asesinan a profesores por el simple hecho de ser budistas. A mi entender, el conflicto en el sur de Tailandia está interesadamente alimentado por ciertos sectores radicales islámicos y por del Ejército de Tailandia por los réditos económicos que obtienen. ¿Tienen que ver los oratorios musulmanes en el aeropuerto con el conflicto? Probablemente no. En todo caso, hablamos de un tema extremadamente sensible en un país sumamente complejo. Mi experiencia es que la gran mayoría los musulmanes practicantes que he conocido, en Malasia, Tailandia y Filipinas, son personas de paz que buscan su propia realización. No son terroristas en potencia, ni quieren v olver a conquistar Al Andalus.

jueves, 15 de enero de 2009

Un primer ministro muy seductor



Su discurso sobre la crisis económica y política de Tailandia no convence demasiado ni a los periodistas ni a los diplomáticos extranjeros, pero nadie discute el seductor encanto del primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva. Sobre todo entre el público femenino.
El joven político, que celebrará en agosto su 45 cumpleaños, pronunció anoche una conferencia, calificada de monótona por la mayoría de los asistentes, y respondió a las preguntas de los periodistas en un acto organizado por el Club de Corresponsales Extranjeros de Tailandia.
Unas 500 personas, la mayoría diplomáticos y periodistas, llenaron el salón de actos del Hotel Intercontinental de Bangkok, a cuyas puertas también se reunió un puñado de opositores para criticar a Vejajiva por llegar al poder sin haber ganado unas elecciones.
"Me he propuesto conseguir la reconciliación de este país a través de la justicia y del respeto al Estado de Derecho", manifestó el primer ministro de manera más solemne que convincente.
Vejajiva, elegido jefe del Gobierno el pasado diciembre por votación parlamentaria, deberá afrontar la profunda división de la sociedad tailandesa, una crisis económica que comienza a hacer estragos y el conflicto armado en el sur musulmán, donde el Ejército está acusado de torturar de manera sistemática a los detenidos.
Educado en Oxford y de modales exquisitos, el flamante primer ministro ha despertado la esperanza en una parte de la sociedad tailandesa, que ve en él a un Barack Obama asiático, si bien la mayoría duda de su capacidad para dirigir al país.
"No tengo mucha confianza en el primer ministro, veremos cuántos meses aguanta en el poder", comentó con ironía un veterano periodista asistente al acto.
Vejajiva, líder del Partido Demócrata, llegó al Gobierno tras siete meses de manifestaciones antigubernamentales que culminaron el pasado noviembre con el cierre de los dos aeropuertos de la capital, lo que generó pérdidas millonarias.
Muchos tailandeses no perdonan al líder demócrata que se invistiera como jefe del Ejecutivo gracias a los votos de varios tránsfugas del anterior Gobierno, compuesto por seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, ahora en el exilio.
"No esto preocupado por cuánto tiempo voy a Gobernar, he aceptado el desafío de reconciliar a este país y responder a las demandas de la ciudadanía con un gobierno transparente y sin corrupción", desafió Vejajiva, quien se ha propuesto gobernar para todos los tailandeses.

El primer ministro
, que eludió con agilidad las preguntas sobre la falta de libertad de expresión en Tailandia a la hora de opinar sobre la monarquía, distendió el ambiente con varios golpes de humor. Repasó sus discos favoritos en el 2008 -Metallica, Oasis, Metallica y Artic Monkeys- y se refirió con ironía a su juventud y a su éxito entre el electorado femenino.
"Todo el mundo sabe que al Partido Demócrata nos votan más mujeres desde que soy su líder", afirmó el político, quien recibió entonces el aplauso de un público que se mostró poco animado durante el resto del acto.
La cena estuvo deliciosa. Ensalada de brocoli con salsa de mango de primer plato, seguids de una lubina con salsa de limón acompañada con risotto con champiñones. De postre, delectamos una tarta de fresa. Algunos asistentes se quejaron de que cobraran las copas de bienvenida y el vino o las cervezas durante la cena, a pesar de que las entradas al acto costaron entre 33 euros (42 dólares) y 66 euros (84 dólares). Un precio alejado de las posibilidades de cualquier tailandés medio.
El momento estelar llegó al final del acto, cuando varios asistentes, la mayoría mujeres, se saltaron el protocolo y el dispositivo de seguridad para tomarse una foto con el primer ministro, como si se tratase de una estrella del cine.
"Es más guapo en persona que en la televisión", señaló conmovida una de sus fans.
A la salida, unos veinte opositores, ataviados con camisetas rojas, continuaban agitando carteles en los que acusaban al jefe del Gobierno de intentar comprar con medidas económicas la voluntad del pueblo.
Vejajiva, apoyado por la clase media y alta, lo tendrá muy difícil para ganarse el afecto de la población rural, la más pobre y mayoritaria del país, y deshacerse de la sombra de su rival político, Thaksin Shinawatra, quien goza de mucha popularidad tres años depués de ser depuesto mediante un golpe de Estado militar.


Varios opositores se manifestaron en contra del primer ministro a las puertas del hotel

Los ciempiés tailandeses también pueden ir al cielo


Yo con mi pequeño amigo budista con corte de pelo tailandés -el cual no es muy común hoy en día-. No se ve la cola que le sale de la coronilla.

El pasado fin de semana una amiga me invitó a una ceremonia budista en su templo. Miles de hombres, mujeres y niños vestidos de blanco deambulaban por el lugar sagrado, comían y recitaban la vida y obra de su maestro, Buda Gautama. Me crucé con una devota budista quien me descubrió los intríngulis de la religión en Tailandia.

-¿Crees que después de esta vida hay una recompensa -en el Cielo- o un castigo -en el Infierno-?- inquirí a la pequeña saltamontes ataviada sin mácula.
-Por supuesto. Por eso los budistas tenemos que hacer méritos en esta vida, con buenas obras y donando dinero y bienes en los templos para ayudar a los mojes.
-¿Quién decide quién va al Cielo o al Infierno? ¿Dios?
-No hay Dios. Son nuestros actos y la Ley Universal los que nos llevan a un lugar o al otro.
-Bueno, creo que eso no es exactamente lo que predicó Buda. ¿qué me dices de la reencarnación?
Se tomó una breve pausa para meditar la respuesta y soltó:
-La reencarnación también. Las malas obras en esta vida pueden hacer que en la próxima vida nazcas como un ciempiés; si tus obras son buenas, nacerás en una familia rica que te protegerá.
-Creo que no entiendo. Ambas teorías son incompatibles. ¿Cuándo una vida llena de malas acciones te lleva a nacer como un ciempiés o directamente al Infierno?
-No entiendo tu pregunta.
-¿Cómo puedes creer en el Cielo y la reencarnación a la vez?
-Es difícil de explicar. ¡Yo no soy un monje! Tus cuestiones son demasiado complejas: pregúntale a un monje.

Ahí quedó eso. No malinterpreten a la devota tailandesa. El budismo en Tailandia no es igual que en Sri Lanka, en el Tíbet o en Japón. La primera civilización que se asentó en las tierras de la antigua Siam fue la jemer, cuya religión era la hindú o bramánica. Luego, ganaron terreno las enseñanzas de Buda, pero una gran parte del hinduismo quedó grabada en las costumbres y religiosidad populares. A estas dos religiones superpuestas hay que añadir las milenarias creencias animistas, que nunca desaparecieron del todo.
Leí en una guía de viajes que el tailandés medio es una persona que se casa por el rito hindú, acude regularmente al templo budista y presenta sus respetos ante el altar de los espíritus presente en todas las casas y oficinas tailandesas.
Los monjes budistas son muy abiertos y no les importa que sus fieles, al salir del templo, también les recen a sus antepasados o a los dioses Ganesh o Vishnu. La corriente del Budismo predominante en Tailandia es la theravada, una de las más puras de esta religión. Algunos fieles y, por supuesto, los monjes no mezclan sus creencias con el hinduismo o animismo.
No quiero terminar sin abordar la paradoja del cielo-infierno y la reencarnación. Tras meditarlo concienzudamente, he llegado a la conclusión de que son compatibles. Sin entrar en más disquisiciones, os lo demuestro en un caso práctico:
Mañana me muero, pongamos. He sido malo, pero no tanto como para ir al Infierno. Entonces, en virtud de la Ley Universal, me reencarno en la siguiente vida en un ciempiés. En mi vida como insecto, me esfuerzo en ser gentil con mis congéneres y en no comerme a mis descendientes. Y, ¡voilá! Cuando muero en mi segunda vida, a los cinco o seis años, voy directo al Cielo por haber sido un buen ciempiés. ¿No cuadra todo?



Los fieles budistas hacen méritos para tener un futuro más prometedor en la otra vida.. o la siguiente. En la foto, compran papelitos dorados que pegan a las bolas, un acto de generosidad que embellece el templo.