jueves, 27 de noviembre de 2008

El hambre de las semillas inteligentes


El pueblo igorot ha sobrevivdo durante generaciones gracias a su habilidad de arar campos de arroz sobre terrazas en el norte de Filipinas. Incluso durante los duros años de la Segunda Guerra Mundial y en la crisis del arroz hacia los años 70, los igorot no padecieron la falta de alimentos gracias a sus campos de cultivo.
Sin embargo, esta relativa autosuficiencia peligra por la llamada "agricultura moderna". El Gobierno filipino lleva años introduciendo variedades de semillas más productivas, modificadas genéticamente, así como fertilizantes y pesticidas. Estas semillas inteligentes han acabado con las variedades autóctonas de muchos lugares, lo que supone una pérdida inconmensurable para el ecosistema.
Por otra parte, las plantas transgénicas no se pueden reproducir. Son creadas con esta "discapacidad" en los laboratorios de las multinacionales por dos razones. La primera es que no quieren que alguien se dedique a producir gratis las semillas que tantas horas investigación e inversión les ha costado; la segunda es que si estas especies alteradas genéticamente se extendieran, los efectos serían impredecibles.
En cada cosecha, los igorot tienen que adquirir las "semillas inteligentes", los fertilizantes y los pesticidas. Así es como han dejado de ser autosuficientes y depender de empresas radicadas a miles de kilómetros. Ya saben, la investigación científica al servicio del ser humano.




Un campesino ara un campo de arroz en un lugar paradisíaco al sur de Filipinas

No hay comentarios: