Pían y no sé por quíen
En un instante se truncó mi destino,
Una cerveza y pasó el segundo,
Un beso desvió mi camino
Y desterró mi alma a tierras de deseo,
No quiero quejarme, me reprimo,
Acepto que nuestras dos bocas juntas
Esta vez significaron un adiós marchito,
La camarera del bar me empujó,
Sin saberlo, a un lugar del exilio
En el que mis pensamientos son tuyos
El tiempo en que se marchita un lirio.
Cien veces hice amago de irme,
Pero ahora quiero mis penas conmigo,
Y convertir en racimos escritos
Mi altivo sentimiento no correspondido.
Espero encontrar las palabras mágicas
Para traducir el instante perdido
Entre la pena fina, tan ambigua
Como el piar de un pájaro desconocido.
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