miércoles, 14 de abril de 2010

Un poema anónimo

El otro día hice el enésimo intento de limpiar mi abigarrado ordenador. Las carpetas del sistema, se entiende. Encontré un solitario poema en una "polvorienta" carpeta escondida en un rincón del disco duro. Primero pensé que lo habría escribo mi hermano.  Por lo de los pájaros piando. La poética de mi hermano Antonio se refleja mucho en este tipo de naturaleza íntima. Luego, sospeché que lo había escrito yo. El poema es, tengo que reconocer, poco brillante pero conmovedor. Me suena y ahora estoy seguro. En cierta manera ese Gaspar ya no existe y este poema me parece anónimo: 



Pían y no sé por quíen

En un instante se truncó mi destino,
Una cerveza y pasó el segundo,
Un beso desvió mi camino
Y desterró mi alma a tierras de deseo,

No quiero quejarme, me reprimo,
Acepto que nuestras dos bocas juntas
Esta vez significaron un adiós marchito,
La camarera del bar me empujó,

Sin saberlo, a un lugar del exilio
En el que mis pensamientos son tuyos
El tiempo en que se marchita un lirio.
Cien veces hice amago de irme,

Pero ahora quiero mis penas conmigo,
Y convertir en racimos escritos
Mi altivo sentimiento no correspondido.

Espero encontrar las palabras mágicas
Para traducir el instante perdido
Entre la pena fina, tan ambigua
Como el piar de un pájaro desconocido.

No hay comentarios: