jueves, 15 de abril de 2010

¿Por qué quedan turistas en Bangkok tras los 24 muertos en las calles?


Bangkok celebra el fin de año budista o Songkran con la sangre aún reseca en las aceras. Las granadas y la munición real han dado paso a las pistolas de agua, a veces pringada con polvos blancos. La batalla campal entre manifestantes y soldados el pasado sábado dejó un saldo de 24 muertos y más de 850 heridos. ¿Son desaprensivos los cientos de turistas que no han salido huyendo?
Tras tres días de luto, que las familias de los fallecidos nunca olvidarán, llegó el nuevo año lunar, que los tailandeses y turistas reciben con guerras de agua. Los tiroteos más violentos ocurrieron en la turística calle de Khao San. Entre los muertos, hay 18 manifestantes conocidos como los “camisas rojas”, cinco soldados y un camarógrafo japonés. Unas horas más tarde, el lugar era escenario de una batalla con pistolas de agua y camisetas mojadas. 


Los blindados y jeep militares, con los sillones y el motor destrozados por la multitud, han quedado en las calles como testigos de la masacre. Pero ahora son una atracción turística más donde los “camisas rojas” y los turistas se hacen fotos en señal de victoria. Según parece, el Gobierno caerá pronto y ellos podrán volver a sus hogares en las regiones rurales del noreste del país. Saben que nadie puede meterse con ellos sin sufrir las consecuencias. Aunque ahora ambos bandos se acusan de iniciar la violencia.


Muchos turistas han cancelado sus vacaciones en Tailandia y otros huyeron de la capital,  sobre todo los que viajan con niños. Pero los más jóvenes viven ajenos a la violencia del fin de semana. Fotografían los vehículos militares como monumentos a la barbarie. Se embriagan mientras disparan agua a las jóvenes con los pechos nítidamente perfilados en sus húmedas camisetas. Los disturbios civiles han pasado a formar parte de la sensualidad y exotismos tropicales del país.
Está demostrado que había un tercer grupo. O quizá dos, uno que eliminaba soldados con armas de largo alcance y otro a “camisas rojas”.  Guerreros “Ronin” es el apodo de los mercenarios a favor de las protestas.
Yo me encontraba en el lugar de los tiroteos cuando los manifestantes y las tropas sólo se atacaban con su música. Los soldados pinchaban suaves melodías de jazz, algunas compuestas por el Rey, y clásicos populares. Los “camisas rojas” respondían con sus canciones de protestas. Más tarde, las tropas lanzaron los primeros gases lacrimógenos. Cuando el son de los disparos acalló la música,  me encontraba ya a cientos de metros.


Ya sé que las comparaciones son odiosas. Pero los tres días del Songkran han registrado más de 200 muertes y miles de heridos por accidentes de tráfico. Las víctimas durante los choques entre manifestantes y soldados cayeron en apenas tres horas. En todo caso, la muerte ha tenido el mismo efecto grotesco en todos ellos.
En mi caso, lo más cerca que he estado de Tánatos ha sido cuando me he desplazado en mototaxi a las protestas. El mayor peligro es que el conductor conduzca ebrio y/o como un desalmado. Casi nunca llevan casco para el cliente. Para más Inri,  uno que lo llevaba se negó a prestármelo. Maldijo algo entre dientes, el cabrón. Seguramente me tachó de caprichoso y sibarita. ¡A quién se le ocurre!

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