jueves, 4 de febrero de 2010

¡Muérete!

En mi más empalagosa época de adolescente, llegué a soñar con mi propia muerte. El funeral era trágicamente luctuoso y todo el mundo lloraba porque yo era muy bueno. En Tailandia, asistí a una recreación funeraria mucho más divertida, con ataúdes rosas incluidos. Por mi parte, nunca me enteré en el significado ni objetivo de esos sueños de siniestra delectación. Sin embargo, los tailandeses que participan en este ritual de los ataúdes tienen una razón: desprenderse del mal karma. 

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