sábado, 29 de agosto de 2009

Dictadores bíblicos

"Entonces la serpiente dijo a la mujer: '¡No, no moriréis! Antes bien, Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal'". Génesis (cap.3 ver.4)

Siempre he oído hablar de personas endiosadas, que se creen en posesión de la verdad. En el caso de responsables empresarios y dirigentes políticos, esta prepotencia intelectual puede salirnos muy cara. "Vende estas acciones", "recortemos los costes laborales" o "declaremos la guerra a aquél país". Éstas decisiones pueden condicionar que miles de personas pasen hambre o no, vivan o mueran. Me intrigan los resortes que se accionan en la mente de estas personas, que se erigen en "conocedores del bien y del mal". Yo lo más parecido que he experimentado es tener a un superior -por categoría o circunstancias- que impone su criterio sobre mi trabajo. No ya sobre cuestiones objetivas o directrices, sino sobre detalles contingentes y, por tanto, maleables como un caleidoscopio. Se impone como el dictamen cuestionable de un juez que hay que acatar pero no compartir. El que impone suele invocar principios universales y abstractos ("es lo que el público quiere") o simplemente te arrasa como las hordas de Atila. Por supuesto, ésta no es la norma, pero cuando ocurre no puedo evitar pensar en manzanas. ¿Qué es si no la manzana de Adán y Eva? La soberbia. Soberbias manzanas. Otras veces apelan a tu sentido común para que aceptes la derrota y tengas la grandeza de aceptar otro criterio sobre el tuyo. Pregunto como Sócrates (y retórico): ¿Harías tú lo mismo?. Un amigo me contestó una vez: "¡Cómo! A los dictadores no les gusta que le manden.

"Si la gente tiene otra opinión, les conmino a que deliberen hasta que se alcance un consenso. No difieras sólo por el afán de discutir incluso cuando está probado que te equivocas. Aquí no toleramos semejante actitud". (General Suharto, dictador de Indonesia 1966-1998)

No hay comentarios: