jueves, 15 de enero de 2009

Un primer ministro muy seductor



Su discurso sobre la crisis económica y política de Tailandia no convence demasiado ni a los periodistas ni a los diplomáticos extranjeros, pero nadie discute el seductor encanto del primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva. Sobre todo entre el público femenino.
El joven político, que celebrará en agosto su 45 cumpleaños, pronunció anoche una conferencia, calificada de monótona por la mayoría de los asistentes, y respondió a las preguntas de los periodistas en un acto organizado por el Club de Corresponsales Extranjeros de Tailandia.
Unas 500 personas, la mayoría diplomáticos y periodistas, llenaron el salón de actos del Hotel Intercontinental de Bangkok, a cuyas puertas también se reunió un puñado de opositores para criticar a Vejajiva por llegar al poder sin haber ganado unas elecciones.
"Me he propuesto conseguir la reconciliación de este país a través de la justicia y del respeto al Estado de Derecho", manifestó el primer ministro de manera más solemne que convincente.
Vejajiva, elegido jefe del Gobierno el pasado diciembre por votación parlamentaria, deberá afrontar la profunda división de la sociedad tailandesa, una crisis económica que comienza a hacer estragos y el conflicto armado en el sur musulmán, donde el Ejército está acusado de torturar de manera sistemática a los detenidos.
Educado en Oxford y de modales exquisitos, el flamante primer ministro ha despertado la esperanza en una parte de la sociedad tailandesa, que ve en él a un Barack Obama asiático, si bien la mayoría duda de su capacidad para dirigir al país.
"No tengo mucha confianza en el primer ministro, veremos cuántos meses aguanta en el poder", comentó con ironía un veterano periodista asistente al acto.
Vejajiva, líder del Partido Demócrata, llegó al Gobierno tras siete meses de manifestaciones antigubernamentales que culminaron el pasado noviembre con el cierre de los dos aeropuertos de la capital, lo que generó pérdidas millonarias.
Muchos tailandeses no perdonan al líder demócrata que se invistiera como jefe del Ejecutivo gracias a los votos de varios tránsfugas del anterior Gobierno, compuesto por seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, ahora en el exilio.
"No esto preocupado por cuánto tiempo voy a Gobernar, he aceptado el desafío de reconciliar a este país y responder a las demandas de la ciudadanía con un gobierno transparente y sin corrupción", desafió Vejajiva, quien se ha propuesto gobernar para todos los tailandeses.

El primer ministro
, que eludió con agilidad las preguntas sobre la falta de libertad de expresión en Tailandia a la hora de opinar sobre la monarquía, distendió el ambiente con varios golpes de humor. Repasó sus discos favoritos en el 2008 -Metallica, Oasis, Metallica y Artic Monkeys- y se refirió con ironía a su juventud y a su éxito entre el electorado femenino.
"Todo el mundo sabe que al Partido Demócrata nos votan más mujeres desde que soy su líder", afirmó el político, quien recibió entonces el aplauso de un público que se mostró poco animado durante el resto del acto.
La cena estuvo deliciosa. Ensalada de brocoli con salsa de mango de primer plato, seguids de una lubina con salsa de limón acompañada con risotto con champiñones. De postre, delectamos una tarta de fresa. Algunos asistentes se quejaron de que cobraran las copas de bienvenida y el vino o las cervezas durante la cena, a pesar de que las entradas al acto costaron entre 33 euros (42 dólares) y 66 euros (84 dólares). Un precio alejado de las posibilidades de cualquier tailandés medio.
El momento estelar llegó al final del acto, cuando varios asistentes, la mayoría mujeres, se saltaron el protocolo y el dispositivo de seguridad para tomarse una foto con el primer ministro, como si se tratase de una estrella del cine.
"Es más guapo en persona que en la televisión", señaló conmovida una de sus fans.
A la salida, unos veinte opositores, ataviados con camisetas rojas, continuaban agitando carteles en los que acusaban al jefe del Gobierno de intentar comprar con medidas económicas la voluntad del pueblo.
Vejajiva, apoyado por la clase media y alta, lo tendrá muy difícil para ganarse el afecto de la población rural, la más pobre y mayoritaria del país, y deshacerse de la sombra de su rival político, Thaksin Shinawatra, quien goza de mucha popularidad tres años depués de ser depuesto mediante un golpe de Estado militar.


Varios opositores se manifestaron en contra del primer ministro a las puertas del hotel

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