jueves, 18 de marzo de 2010

¿Ritual sangriento o ataque bacteriológico?

Las imágenes de los tailandeses embadurnando con sangre la sede del Gobierno y la residencia del primer ministro han dado la vuelta al mundo. ¡Qué locos están estos asiáticos!, habrán pensado muchos metiendo a tirios y troyanos en el mismo saco. Esta acción sangrienta podrá parecer una "locura", pero no es fortuita.


El derramamiento de sangre es un ritual de origen hindú. En la antigüedad se utilizaba para echar el mal de ojo a los residentes de la vivienda, en cuya fachada se vierte la sangre.
La marabunta de "camisas rojas", diez mil o cuarenta mil dependiendo de las fuentes, hicieron retroceder los cordones policiales y sortearon los furgones policiales hasta el chalet de dos plantas del primer ministro, Abhisit Vejjajiva.

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Llovía a cántaros. Pero los manifestantes no cejaban y se abrían paso con sus banderas y manoplas en forma de pie y corazón. "¡Abhisit oo pai!" (fuera Abhisit), coreaban. Tras romper el cerco policial, pintaron la fachada con sangre y derramaron litros frente a la puerta
A diferencia de los ocurrido en el ritual en la sede gubernamental, la confusión no permitió la intervención de un sacerdote hindú o brahmin para conjurar la maldición contra el mandatario tailandés. Tras la sangrienta hazaña, los manifestantes volvieron a su improvisado campamento, junto del casco histórico de Bangkok.
Este ritual refleja la profunda religiosidad y eclecticismo de los tailandeses. Los altos rascacielos de Bangkok no han podido con los pequeños altares dedicados a los espíritus, a Buda o a dioses hindúes. Un pariente de Thaksin Shinwatra, líder de los "camisas rojas" desde el exilio, realizó una ceremonia para deshacerse del mal karma del millonario ex primer ministro.
Yo presencié el ataque contra la vivienda de Abhisit. Pise sangre y me salpicó en los pantalones. Luego uno me contó que, bajo un punto de vista científico, la sangre puede ser considerada un arma biológica cargada con sida, hepatitis B o hepatitis C.